Nuestro compañero Juan ha publicado su primer trabajo, «Hasta el tuétano: sangre, sudor y orina», una novela sobre una historia de rateros, mafiosos, drogadictos y sangre, en la que la historia de sus personajes cambia radicalmente de rumbo en una Barcelona de barrios obreros y poderes de altas esferas. El robo ocasional de una tarjeta de memória nos sumerge en una sucesión de historias que tejen una trama rápida y sucia.
Transcribimos la entrevista que le hicimos en el acto de presentación:
Jordi Guzmán. ¿Has basado la novela en alguna experiencia personal?
Juan Cabezuelo. Normalmente cuando escribes, siempre, por mucho que los escritores de renombre digan «nunca», siempre pones algo de ti. Hay un poco de mi en todo, distorsionado por mi forma de ver las cosas; todos tenemos nuestras fobias, nuestros sentimientos, manías… y estos personajes están cargados de eso mismo, distorsionándolo un poquito para no ser yo.
J.G. – ¿Con qué personaje te identificas más, es decir, a la hora de escribir pensabas «uf, me parezco»?
J.C. – El protagonista es un superviviente, como nosotros. Tiene que defender su trabajo, pagar una hipoteca, sustentar una familia, etc, y tiene que aguantar todo eso en la sociedad que, por desgracia, le ha tocado vivir. Quitando el lado oscuro, cabrón y despiadado, de lo que yo soy todo lo contrario, pues sí se parece un poco a mi. Esa doble impresión que el personaje tiene yo creo que la tenemos todos, yo no soy el mismo Juan en el trabajo que con mi familia o con mis amigos. De hecho el personaje se cambia de nombre: cuando está con su abuela se llama por su nombre y cuando está en la calle se llama por su apodo.
J.G. – ¿Cómo se te ocurrió escribir la novela?, ¿en qué momento pensaste en aparcar los relatos cortos y la poesía e intentar hacer algo más largo?
J.C. – Yo soy del mundo de la poesía. Antes había hecho dos intentos de escribir una novela. Hace ya muchos años empecé a escribir una que se quedó a mitad, perdí el hilo por circunstancias de trabajo, luego estuve en el paro, la dejé estar y ya cuando quise seguirla no era lo mismo, ni era capaz de continuar.
Al cabo de dos años quise escribir otra y también se quedó a mitad y escribí poesía, que es mi medio de expresión.
Y llegó esta novela, que está escrita en tiempo real como digo yo, es decir, no está escrita en el ordenador de mi casa, esta novela la escribí yendo y viniendo del trabajo a casa en el tren. En ella está plasmada una situación que pasa delante mío, un sentimiento, un diálogo que he escuchado en el tren, algo que le ha pasado a alguien; eso lo he pasado a la novela. Yo soy muy observador, soy un «voyeur» en potencia de lo que pasa a mi alrededor. Voy en el metro o en el tren y veo cuales son sus miedos, de qué hablan, qué hacen, por qué se empujan, y luego eso yo lo voy escribiendo y fue ahí cuando empecé a tejer la base de la novela.
J.G. – ¿Y para cuando un libro?
J.C. – Jejeje… ¿qué es un libro? hoy en día vas a una librería y parece que la gente no compre el libro por lo que es, si no que los compran a peso y por las ventas que tenga. El otro día leía un libro de 800 páginas, no voy a decir el título ni el autor por respeto. Es un libro denominado Best Seller, que ha ganado no se cuantos premios, y después de un mes de leer, cuando ya llevaba 300 páginas, me di cuenta de que no valía para nada. La gente dice que mejor un libro gordo y mejor si es un Best Seller, pero ¿qué dice ese libro, no?. Hay muchos libros que antes de vender el primer ejemplar ya dicen que es un Best Seller, ¿cómo puede ser?
En esta novela habían dos personajes, un policía y un periodista, y decidí sacarlos porque pensé ¿van a aportar algo a la novela?, sí, aportarán 100 páginas más, pero realmente no aportaban mucho a la novela, decidí que eran paja y los quité.
J.G. – Pues podrías haberlos dejado porque a mí la novela se me ha hecho muy corta.
J.C. – Jejeje. Yo quería dos cosas invariables con esta novela: Una tener el nombre distinto, ¿por qué?, no lo se, me dio por ahí. Y dos, quería que la gente pudiera leerla en un día o dos, que la gente se acuerde, al terminar, de cómo ha empezado. No es una novela para pensar, no es una novela para sacar frases superprofundas, es una novela para leerla y a otra cosa.
J.G. – ¿Qué aporta «Hasta el tuétano» que sea diferente o innovador respecto a otras novelas?
J.C. – Mi forma de escribir. No ha habido nadie que me prohíba poner palabras, que me censure alguna escena… lo que sucede sucede así, no hay correcciones de estilo. No llegamos a un cuadro de Picaso en un museo y decimos «pues aquí falta esto» y empezamos a pintar encima, entonces los escritores por qué tenemos que sufrir una corrección de estilo. Así pues, aporta la sinceridad con la que yo escribo y si gusta bien, y si no, hay muchos libros en el mercado.
J.G. – ¿De donde procede el título y el subtítulo?
J.C. – Hasta el tuétano es una expresión que significa llegar al fondo de un asunto. Por la trama que tiene la novela, uno de los personajes tiene que llegar al fondo de un asunto, además la frase aparece en algún momento de la trama, de ahí el título. El subtítulo es en realidad el título principal.
Yo tenía dudas entre uno y otro. A la gente le va más lo sincero, así que “Hasta el tuétano” va más con la novela y «sangre, sudor y orina” es más para Juan Cabezuelo. Entonces un amigo que me ayudó a corregir las faltas ortográficas me comentó de poner los dos y pensé que era buena idea y se quedaron los dos.
¿Y sangre, sudor y orina por qué?, porque llega un momento que a algunos personajes lo único que les queda de sus vidas es la sangre, el sudor y la orina.
J.G. – Dices que se lee en muy poco tiempo, ¿para cuando tu siguiente trabajo?
J.C. – Bueno, en sí, el próximo libro que saldrá publicado será en Diciembre y es una colección de poemas, poesía sucia y maldita. Además me gustaría hacer un cuento para niños.
J.G. – Por último, ¿cuanto vale el libro?
J.C. – La novela vale 14€. Por mi parte pienso que es caro por que siempre he creído que tenga el grosor que tenga, más de 9€ es un insulto a la inteligencia humana. Pero el precio lo pone la editorial
J.G. – ¿Algo más que decir?.
J.C. – Me gustaría acabar diciendo que cada año somos 70 mil escritores los que queremos hacer el intento de publicar nuestras obras y hacernos un nombre dentro del mundo literario. Cuando vayáis a una librería acordaos de ellos, buscad autores nuevos por Internet y os sorprenderéis, no os quedéis con un libro por lo gordo que sea o por que os digan que es un Best Seller.
Como dice Juan, «El puto Elvis no puede estar equivocado, tío»
Puedes leer los trabajos de Juan en sus webs.
Su novela la encontrarás en: